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Leiva buscará la bicicleta de Dylan en Alcalá

Por Saúl Quijada

Nunca han tomado cerveza juntos pero hubo un día en el que uno de ellos soñó con el otro. Los protagonistas son Robert Allen y José Miguel Conejo. O lo que es lo mismo, Bob Dylan y Leiva. Para situar la historia en el punto de partida debemos mirar por el retrovisor hasta el 3 de julio de 2015. Nos encontramos en el madrileño barrio de Alameda de Osuna, lugar donde Leiva ha crecido, se ha desarrollado y ha compuesto alguna de sus mejores canciones en una azotea quemando estrellas y llevándose por delante madrugadas. Mañana, sábado 4 de julio, es día grande porque el artista madrileño volverá a llenar el Palacio de los Deportes y lo hará para despedir por todo lo alto Pólvora, su segundo disco en solitario tras la separación de Pereza. Después de aflojar tensiones con varios tragos largos y jugar con la acústica en busca de canciones, un sueño se proyecta en su cabeza: Bob Dylan entra en casa montado en una bicicleta. Una mezcla de ficción, deseo y nervios pre-concierto.

Escoltado por la Leiband en el escenario, Leiva se ha convertido en un soldado con gran convicción que lidera un ejército sin bandera y disfruta los días de redención sin llegar a la rendición. Ha hecho carrera en garitos y ha defendido, siempre, el amor hasta el final, aunque ello implique hundir acorazados.

LEIVA ARTICULO

Luchando desde la trinchera contra las voces que hacen preguntas sin respuesta en la cabeza, con los anhelos del pasado y la incertidumbre del futuro. A veces está bien estar mal. Ya están aquí los monstruos con más pólvora de todo diciembre.

Dos años después desde aquel 4 de julio y con las canciones y la vida de Dylan sobrevolando en el ambiente, Leiva continúa con su habitual fidelidad poética recorriendo las ciudades que reclaman su música. Ahora toca defender  las letras de Monstruos, el nuevo álbum que vio la luz en 2016, pero en directo siempre hay tiempo para disfrutar con el resto de canciones titulares que reclaman su cuota de protagonismo cada noche. Es bonito corear al nuevo fichaje de tu equipo sin olvidar al viejo capo que te ha hecho celebrar las últimas ligas.

El miércoles 30 de agosto, Leiva pisará la Huerta del Obispo, el mismo recinto en el que hace 13 años Bob Dylan puso de pie al público complutense con su mítico cancionero cargado de himnos. La  luna, las murallas y la magia de las grandes noches podrán seguir coleccionando historias que contar. No sabemos  si el bueno de Bob se dejará caer en bicicleta por nuestra ciudad estos días; lo que sí está claro es que, pase lo que pase, todo habrá sido culpa de los sueños de verano.