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Libertad, nausea y otras reflexiones literarias / Por Juan Trenado

Libertad, nausea y otras reflexiones literarias / Por Juan Trenado

Hablar de literatura es fácil. Siempre hay temas que se pueden tratar, hablar de clásicos, de literatura actual, de superventas, de personajes, de tramas, subtramas, argumentos, temas, leitmotivs, de suspensión de realidad, de géneros, del futuro, del pasado, de las dificultades… Hay millones de temas a tratar que nos pueden dar una buena conversación o abrir nuestras mentes a nuevos horizontes. No obstante, a veces, todo parece tan superficial. ¿De qué sirve hablar de literatura cuando vivimos en un mundo convulso?

Este verano, además del calor y algunas devastadoras tormentas de verano, la vida me ha traído más reflexiones y sentimientos de vergüenza ajena. Ver a alcaldes y concejales de toda España cuya primera medida para ayudar a sus convecinos ha sido subirse el sueldo entre el 16 y el 40% me parece de una desfachatez tan grande que debería ser ilegal y estar penado. Ver cómo según iban a empezar las vacaciones las empresas suben el precio de los combustibles a su antojo me parece abusivo. Ver que los gobiernos amenacen con la cárcel a los tripulantes de barcos que recojan a migrantes a la deriva en alta mar me parece injusto e inhumano y creo que deberíamos hacérnoslo mirar. Ver cómo a ninguno, y digo bien, ninguno de los políticos sin importar el color de sus corbatas les importamos ni una pizca, y miran solo por sus objetivos personales y grupales sin pensar en que deberían estar ahí para mejorar la vida de las personas, para ayudar a la gente y para intentar avanzar, genera en mi un sentimiento de hastío. De vacío existencial. Esa indescriptible nausea de la que hablaba el francés.

¿Qué podemos hacer contra este sentimiento? Yo solo puedo decir una cosa… Leer. Leer nos permite conocer, aprender, distinguir y observar la realidad con ojo crítico. Nos permite saber cuándo nos mienten los políticos, cuándo nos manipulan y con qué objetivo. Leer nos permite distinguir lo que está bien y lo que está mal, más allá de cualquier color, bandera o tendencia. Leer nos otorga sentido común. Leer nos permite saber cómo algunos medios manipulan la realidad o nos cuentan verdades a medias. Leer nos despierta para intuir quién es el que mueve los hilos o de quién es la voz que no se escucha tras las palabras de un rostro visible. En definitiva, la lectura nos permite ser libres y resistir.

Creo que hay que mirar hacia la literatura alternativa no solo poniéndole una etiqueta como si se tratara únicamente de un tipo de literatura minoritaria, distinta, marginal, intelectual, rara. Este tipo de literatura es más aún. Es una forma de entender la vida. De otorgar de una base cultural original a cualquier entorno. En muchos otros países, el apoyo a la literatura alternativa es casi una necesidad y cuenta con una acogida verdaderamente impresionante por parte del público lector (y no solamente hablo de la rama más intelectual). Es una lucha contra lo estandarizado y vacío. Una resistencia cultural que defiende aquello que más lo necesita en cada momento. La literatura independiente es un modo de vida. Defender la literatura minoritaria es apoyar pequeños proyectos que ayudan a personas (jóvenes escritores, libreros de barrio, pequeñas editoriales, imprentas familiares, etc.), en definitiva, a negocios y proyectos pequeños de alcance pero grandes de ambición, y no a grandes corporaciones.

Así, con la llegada del nuevo curso Inventa promete seguir promoviendo esa línea, la que nos hace distintos, la que sigue apoyando a autores noveles o a autores con más camino, con textos que rozan la experimentalidad y que nos muestran un futuro literario muy distinto. Pronto podremos ver obras de autores y autoras como la genial Elena Nieto, que presentará su obra Rel(atados) el jueves 3 de octubre en la librería/café El dinosaurio todavía seguía allí… (en Madrid), o el polifacético Pablo Medel, además del regreso de nuestro admirado Malagón o las óperas primas de un buen puñado de autores noveles de nuestra zona, digamos, de influencia.

Dedico mis últimas líneas de este artículo a recomendaros que vayáis a ver Isbrük obra de teatro basada en el libro homónimo de David Vicente, ganador del premio Ciudad de Barbastro y que será presentada el día 28 de septiembre en la sala Margarita Xirgú. Una obra profunda y reflexiva que, con un gran trabajo de los actores Cristina Díez, Antonio Ballesteros y Paula Ballesteros, promete golpear al espectador y sacar a toda alma de su letargo.

Yo que vosotros permanecería atento a todo lo que nos viene en este curso porque grandes cosas están por llegar.