La brecha de género entre hombres y mujeres en la carrera investigadora, sobre todo en el ámbito de las denominadas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) es tan grande que para justificarlo o argumentarlo han aparecido síndromes y efectos. Está, como explica la profesora Dolores Ruiz Berdún, del grupo de investigación Centro de estudios e investigación para la igualdad de género de la Universidad de Alcalá (UAH), el ‘efecto Matilda’, para definir el prejuicio en contra de reconocer los logros de las mujeres científicas. Hasta tal punto, que en ocasiones se atribuyen a hombres los avances y estudios realizados por mujeres. Y el ‘síndrome Marie Curie’, que hace referencia al nivel de dedicación que se les exige a las mujeres que quieran dedicarse a la investigación. Pero, sea por unos motivos u otros, lo cierto es que en la mayoría de los ámbitos científicos todavía existe techo de cristal y no se ha producido la igualdad. La pregunta es ¿por qué? Y, como siempre, para una sola pregunta hay muchas respuestas.
En el ámbito de la investigación, como señala la profesora Ana María Bajo Chueca, del grupo de investigación Unidad de Neuroendocrinología Molecular, el camino es tortuoso para hombres y mujeres, pero es un camino que se inicia temprano, en la Secundaria, momento en el que niños y niñas, aún sin la madurez suficiente, tienen que empezar a tomar decisiones sobre su futuro formativo y, muchas veces, se decantan por la vía que, en teoría, tiene menos dificultades. Dolores Ruiz Berdún añade que los modelos televisivos están influyendo muchísimo en la elección de los estudios y en el rechazo de según qué modelos: ‘Si preguntamos a los estudiantes de Medicina, por ejemplo, muchos responden que su vocación médica comenzó viendo una serie de televisión: Anatomía de Gray, House…Y también se produce lo opuesto, hay modelos televisivos que identifican a las científicas con mujeres ‘raritas’. Ocurre, por ejemplo, con la Amy Farrah de ‘Big Bang Theory’, que es una especie de ‘científica loca’ con un aspecto que, tal vez, no muchas chicas quieran emular’.
Pero, ¿ocurre en todos los ámbitos de la ciencia? La respuesta es no. Las carreras relacionadas con las ciencias humanas, jurídicas, sociales o sanitarias tienen un alto porcentaje de mujeres. La brecha surge en las STEM, un sector que, precisamente, promete la gran mayoría de los trabajos en el futuro. ‘Según los estudios realizados, las chicas tienden a rechazar las STEM, pero no solo porque sean más difíciles. A veces se dejan influir por los padres, que piensan que este tipo de carreras se alargan en el tiempo y también por los profesores, que les orientan hacia uno u otro lado según una personalidad que aún no está completa. El problema de la educación en España es que lo tenemos todo muy compartimentado, o eres de ciencias o eres de letras, y encaminamos a nuestros estudiantes demasiado pronto hacia una u otra rama, muchas veces sin vuelta posible’.
También influyen los estereotipos. ‘Parece que solo se hace ciencia si se publica en Nature, o Science, en revistas de gran impacto. Pero los jóvenes tienen que saber que en las universidades, en los centros de investigación, en muchas empresas también se hace ciencia todos los días. Tal vez con pocos recursos, tal vez no en las mejores condiciones, pero se produce conocimiento que ayuda a avanzar a la sociedad en todos los ámbitos y ese papel es muy bonito y muy gratificante. Con mucho sacrificio, pero se consigue’, dice la profesora Bajo.
La cuestión es que la falta de vocaciones científicas entre las mujeres puede provocar una brecha de género importante en unos años, ‘porque las mujeres no se decantan por este tipo de estudios y, por tanto, aumentará la pobreza entre las mujeres, como se produce siempre’, añade Ruiz Berdún.
¿Cómo se combate esta brecha? Las profesoras de la UAH consideran que iniciativas como 4º de ESO+ Empresa, la Semana de la Ciencia, la Noche de los Investigadores y otro tipo de programas centrados en las mujeres y las niñas pueden servir para que, poco a poco, se eliminen esas barreras, muchas veces ficticias, que les impide acceder a sus sueños.