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¿Pero qué es un plan de pensiones? / Por Víctor Alonso

“Si no pensáis en el futuro, nunca tendréis uno” – John Galsworthy. Escritor inglés

¿Cómo? ¿Que no lo sabe?  ¡Pero si eso lo sabe todo el mundo!  ¿A quién conoce que nunca haya pronunciado las palabras “Plan de pensiones”? Normalmente insertándolas en contextos del estilo: “Tengo que plantearme hacer uno” o “el banco me lo ha hecho con la hipoteca” Otro más: “todo el mundo debería contratar algo así”. ¿Un qué? Un “Plan de pensiones” ¿Y para qué? Está claro, para la jubilación… por si llegamos.

Pero ahora deberíamos plantearnos si sabemos realmente qué es y cómo funciona. ¿Lo puedo contratar ya? ¿Es pronto o tarde? ¿Es realmente ventajoso? ¿Es una buena solución o simplemente la única? Desgrava, sí. ¿Y eso que significa? Dígame ahora si es capaz de responder a todas esas preguntas, o a varias, o alguna, independientemente de que usted sea o no el flamante titular de los derechos consolidados de uno o más de estos planes.

No se puede negar que el concepto ha calado en nuestra sociedad como sólo algunas marcas comerciales lo han hecho. Haga la prueba conmigo: ¿Cómo pediría usted en un bar al camarero una bebida refrescante de sabor a cola? (…) Y cuando le ofrece a su hijo un vaso de leche al que previamente va a añadirle un poco de cacao soluble en polvo ¿Cómo se lo dice? (…) Estoy seguro de que ve por donde voy. Pues si de ahorrar para la jubilación se trata, todos decimos automáticamente, “necesito un plan de pensiones”. No diré aquí que los únicos artífices de este “logro” sean los bancos, (me refiero a hacer que vinculemos de forma automática la resolución del problema a la propuesta comercial que ellos comercializan). No querría que se me enfadaran las amistades que conservo trabajando en el sector. (Y ya sabe, amigos… hasta en el infierno). Pero sí es cierto que han trabajado, como siempre, de forma eficaz. El caso es que a cualquier amago por nuestra parte de planificar el futuro y poner en marcha algún sistema para acumular dinero pensando en el día mañana, se le acaba etiquetando con esa denominación. Y de ahí a solicitarlo tal cual -cuando lo que podemos realmente querer o necesitar es algo diferente- va un paso. La diferencia con el refresco de cola es que, si lo pedimos por su nombre comercial, a veces el camarero nos ofrece la marca rival, que también es muy conocida. En su banco jamás le ocurrirá eso. ­—¿Planes de pensiones? Claro ¿Cuantos quiere?

No avancemos más por ahí y centrémonos en la cuestión que nos ocupa. Qué es un plan de pensiones, para qué sirve y cómo funciona. Si lo conoce un poco mejor, podrá tomar una decisión más equilibrada a cerca de lo que le conviene o no para el día de mañana.

penLos planes de pensiones son soluciones destinadas al ahorro a largo plazo, pero atención, hablamos del más largo plazo imaginable, su jubilación, tenga usted los años que tenga el día que lo contrate, ya sean veinticinco, treinta y cinco o cincuenta y cinco años. No se puede rescatar antes de esa fecha, es decir, el dinero no está disponible si usted lo necesita y solo lo podrá hacer líquido cuando acredite su condición de pensionista. Cierto es que existen unos supuestos que, de cumplirse por su parte, le permitirían cobrar anticipadamente su plan, pero no son ni recomendables ni deseables. Son más bien desagradables y pasaremos rápido por ellos. Implican el fallecimiento del titular; o que éste acredite una invalidez con dependencia severa; o en el “mejor” de los casos, estar en paro y demostrar que tampoco se cobran ayudas o subsidios desde hace más de seis meses. Si su caso no es ninguno de los anteriores, además de alegrarme muchísimo por usted, le diré que da igual que pueda necesitar su dinero como el comer, porque no se lo van a dar. Así pues, los supuestos son la única y poco recomendable vía para percibir sus ahorros antes de jubilarse. Les ponemos un “cero” en liquidez. Por último, y muy importante. Que no sean rescatables no implica que no sean movilizables. Los derechos consolidados de su plan, o una parte si así lo considera, pueden levantar el vuelo sin que esto le suponga ningún coste y anidar en cualquier otra entidad que usted desee y por el tiempo que crea conveniente. Déjese querer.

Hablemos de desgravación, que quizá se la característica que más llama la atención y además es exclusiva de los planes de pensiones. La cantidad que usted aporta a un plan, hasta un máximo de ocho mil euros al año, se la puede deducir de su base imponible. Dicho de manera clara y concisa, el dinero aportado a un plan de pensiones se le descuenta de los ingresos declarados en ese ejercicio, como si fuera un ingreso negativo, o sea que usted declara haber ganado menos y por tanto tributará menos. Sin duda es un buen argumento y algo a tener en cuenta. Pagar menos a Montoro es algo que a todos nos seduce, y cuanto más aporte, más se deducirá. Haga un balance concienzudo entre esta ventaja y la indisponibilidad a la que está sometiendo a su dinero. Usted decide. Sin duda la ventaja fiscal es interesante, y habrá perfiles a los que les puede compensar. Personas con un nivel salarial elevado y la presión fiscal que esto inevitablemente conlleva, sobre todo si son trabajadores por cuenta ajena. Si además carecen de otras fuentes de desgravación (hipoteca, hijos) puede ser una solución a valorar. Si por su edad la jubilación está próxima en el horizonte, no lo dude, es una opción. Pero debe saber que el plan se percibe en concepto de rendimiento del trabajo, o sea que lo cobrará como si de un sueldo se tratase (pudiendo ser éste muy elevado) y eso lo tiene que tributar. Comprobará que al final solo ha aplazado sus impuestos, que no está mal, pero no pierda la perspectiva.

La variedad de la oferta, casi infinita, de los planes pensiones que se comercializan es una virtud innegable. Los hay pen2de todos los perfiles. Desde los más arriesgados a los más conservadores, pasando por toda una gama de planes donde la proporción entre activos moderados y de riesgo varía para satisfacer casi cualquier exigencia. Un plan de pensiones puede ser muy rentable, incluso alcanzar cifras porcentuales de dos dígitos en cortos espacios de tiempo, pero también pueden ser perdedor, y sepa que no está entre sus características el garantizarle todo su capital al vencimiento. Y tenga además en cuenta otra cosa: Al cobrar su plan, tiene que tributar como ya decíamos anteriormente, pero por todo lo que perciba, no solo por los beneficios. Esto significa que podría verse obligado a pagar impuestos por un plan que además le ha hecho perder dinero.

En conclusión, lo planes de pensiones no son ni mejor ni peor opción para planificar su jubilación, al igual que no se puede decir que un descapotable sea mejor vehículo que un monovolumen. Dependerá exclusivamente del uso que usted le quiera dar y de sus necesidades personales. Diversas razones, entre la cuales sobresale la de que es la solución comercializada por la banca, ha llevado a considerar el plan de pensiones  el sinónimo del producto de jubilación por definición. Y ya ve usted que no. Valore y sopese qué le puede aportar realmente y cómo podrá aprovechar la ventajas que sin duda le ofrece (desgravación, rentabilidad, versatilidad, variedad de oferta…) y si las va a saber gestionar adecuadamente. Pero recuerde, existe una amplia oferta que debe conocer y considerar, y de la que ya hablaremos en una próxima entrega.

Hable con propiedad cuando surja la conversación y plantéele la pregunta a su interlocutor cuando le hable de su jubilación… ¿Pero tú sabes lo que es un plan de pensiones?

Víctor Alonso Ramos, asesor independiente especialista en ahorro, inversión y seguros personales
victoralora@gmail.com   @victoralora73

Alcalá de Henares. Enero de 2017