Silvia Muñoz solicita a través de Change.org al consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid oncólogos de guardia en el hospital de Alcalá de Henares. Esta es la carta que ha remitido en este canal Change.org.
«¡Mamá, corre, me ahogo!
Ésa frase, me golpea todas las noches desde el pasado 25 de septiembre.
En la Capilla, en el último beso, cuando su rostro estaba completamente pálido y frío le dije:
¡Papá, lucharé por ti. Esto no puede volver a pasar!
Señoras y Señores, me presento. Me llamo Silvia Muñoz, tengo 43 años y soy la hija de Valeriano Muñoz, ya fallecido a consecuencias de un cáncer de pulmón terminal el pasado 25 de septiembre.
Acompañé a mis padres a todas las revisiones y pruebas. Éramos conscientes del cáncer tan avanzado. A él no quisimos decirle nada, es decir, me refiero al grado. Mi padre sabía que tenía cáncer de pulmón pues le trataban con radio y quimioterapia.
Estuvo ingresado muchísimas veces. Cada vez que íbamos a urgencias me decía a mi misma, “a ver con quien me toca pelear hoy”. Y de verdad que no es por placer, no disfruto de ello, ni me considero para nada conflictiva, pero sí defensora del débil. Entonces mi padre era el débil.
SE NECESITAN ONCÓLOGOS DE GUARDIA EN EL HOSPITAL DE ALCALÁ DE HENARES
Voy a ser muy breve. Muy breve. No voy a decir NADA de las veces que estuvo ingresado y de la rabia de ver que nadie hacía nada. Es más…. ciertas pruebas valen mucho dinero cuando a tu padre le queda poco tiempo de vida, ¿qué triste no?.
Estas palabras es poco, para lo que nos tocó vivir, ver y escuchar.
Y ya termino.
El jueves día 20 de septiembre ya se puso muy malito. El oncólogo nos habla y explica de su gran deterioro en días. Está muy nervioso, intranquilo….Pasamos muy mala noche con él.
(21 de septiembre).El oncólogo nos dice que hay que sedarle ya. Poco a poco irá durmiendo….mi padre lo pidió. Nosotros lo pedimos.
El oncólogo ya no está. Termina su jornada y volvemos a sufrir el último y más triste calvario que pueda vivir un humano.
Mi padre en todo momento es consciente de su dolor, de su ahogo, su asfixia….
Llamamos al control de enfermería muchísimas veces, ¡muchas! Ellas de inmediato se presentaban en la habitación y le ponían “un rescate”. Parecía dormir, pero al tocarle, besarle, abrazarle se despertaba angustiado.
Optamos por no tocarle, incluso pedimos a los auxiliares por favor no le moviesen al cambiarle. No era normal. Algo pasaba, ¿por qué no dormía?
Se les llamó tres veces a los médicos de guardia. (INTERNISTAS)
Ni siquiera las enfermeras podían entender porque estaba tan inquieto. ¿acaso mi padre era diferente al resto?, ¿por qué nadie se alertó que algo estaría pasando?¿por qué llamo al médico a las 10 de la mañana y me vienen a las 17 de la tarde?
(23 de septiembre) Con los ojos abierto como puños padre apenas sin aliento gritaba “mamá, corre, me ahogo”
En esta carta POCO está escrito del calvario que pasamos.
(24 de septiembre) El internista por dar alguna razón a lo sucedido comentó que quizá “la vía estuviera obstruida” . Se cambió la vía. Problema resuelto.
(25 de septiembre) Mi padre fallece. Esta vez, parecía estar dormido. Tranquilo. Su respiración por minutos fue pausada. Hasta que por fin descansó en paz. Y sí, digo POR FIN.
Y ¿ahora?
Ahora tenemos grabado sus últimos días como la peor película de terror que haya existido.
¿Quién debería darse cuenta que la sedación no era efectiva?. ¿quién? ¡si no hay oncólogos de GUARDIA!, ¿quién?, Si llamo a las 10 de la mañana y aparecen a las 17 de la tarde! ¡Fueron días!
¡Por Dios de mi vida!, ¿quién merece ese sufrimiento estando en un hospital?
Un enfermo de cáncer tendrá que posponer su muerte y asegurarse que no caiga en fin de semana. ¡quizá hasta tenga suerte si conserva buenas venas!.
Estas palabras no pueden describir el dolor de mi padre y el nuestro.
NO SE HA EVITADO EL SUFRIMIENTO EN LA ETAPA FINAL
Por Dios tenemos que hacer algo. Por los que no están, por
aquellos que sí están, por el futuro.
Hoy él, mañana quizá sea yo, o sea tu padre, hermana, madre, hijo, hija……
¡Mamá, corre, me ahogo! jamás lo olvidaremos.»