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¿Por qué no se pueden hacer fotos? / Por Vicente Pérez

Con la noticia de que han retirado las lonas que durante los últimos meses cubrían la fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso, es decir nuestra impresionante universidad, y aprovechando el sol de la tarde casi primaveral del pasado martes catorce de marzo, me acerco a conocer de primera mano el estado de los trabajos realizados.

Una maraña de andamios y escaleras impiden contemplar poco más que algunos prometedores detalles de la restauración, por lo que habrá que esperar aún unas semanas para poder disfrutar del monumento, pero al encontrar la puerta de la Capilla de San Ildefonso abierta, doy por bien empleado el paseo, porque se puede visitar la exposición “Once de Marzo”, en homenaje a las víctimas del trágico atentado.

Una vez dentro de la Capilla recorro los paneles de la exposición, e incluso, con mi cámara de fotos, fotografío algunos y tras el doloroso recuerdo, no puedo evitar la tentación de fotografiar, una vez más, el sepulcro del Cardenal Cisneros y la fascinante arquitectura de la Capilla Universitaria.

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Absorto en esta tarea, desde los pies de la nave el vigilante de seguridad del espacio me reconviene con gran sonoridad, advirtiéndome de la prohibición de hacer fotos en el recinto. Sin entender muy bien porqué, ya que no estaba haciendo uso del flash, pregunto el motivo, y me explica que son “las normas de la Universidad”, detallando que puedo fotografiar la exposición, pero de ninguna manera la arquitectura.

Desde luego manifiesto mi extrañeza, pues no existe motivo técnico alguno por el que no se pueda hacer una fotografía –insisto sin flash- a un bien patrimonio histórico, pero acato “las normas de la Universidad” por absurdas que puedan parecerme, ya que no es en el primer lugar en que me sucede algo parecido.

Estoy convencido que a muchos de ustedes, amantes de la fotografía, del patrimonio histórico o simplemente turistas, les habrá pasado esto en más de una ocasión, un sinsentido que no puede tener más explicación que la voluntad del gestor del bien, en este caso la Universidad de Alcalá, sacarnos unos míseros céntimos de euro con la venta de unas –por lo general- anticuadas postales.

De ser esto cierto, resultaría sin duda paradójico que la Universidad de Alcalá nos quiera vender unas postales de un bien que sólo existe por la firme determinación los Condueños, un puñado de ciudadanos de Alcalá que a mediados del siglo XIX se conjuraron para evitar la destrucción de este importante legado.

Como también resultaría sorprendente que la Universidad de Alcalá nos quisiera vender unas postales de un edificio que se ha restaurado gracias a la inversión de más de 3,8 millones de euros del 1% Cultural, euros procedentes de nuestros impuestos y que hemos pagado entre todos; y más considerando que para poder ver el Colegio Mayor de San Ildefonso junto con la Capilla Universitaria, insisto restaurada por todos nosotros, la Universidad de Alcalá cobra a alcalaínos y a visitantes la nada desdeñable cantidad de 6 euros por persona.

Así, con un regusto amargo en la boca, vuelvo a casa preguntándome, como otras tantas veces, ¿Por qué no se pueden hacer fotos?, sin encontrar más motivos que la expuesta cicatería.