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Por qué tanta gente percibe la política como un problema / Por Ana Muñoz van den Eynde

Por qué tanta gente percibe la política como un problema / Por Ana Muñoz van den Eynde

Nuestra salud mental se ve influida negativamente por algunas distorsiones cognitivas, errores en el procesamiento de la información que nos llevan a cometer sesgos al interpretar la realidad, según Aaron Beck. Y esas distorsiones también permiten explicar nuestra mala “salud” social.

Un síntoma de mala salud social es, precisamente, la actual crisis de confianza en las instituciones en general y en la política en particular.

 

Crisis de confianza en las instituciones

Los seres humanos somos extremadamente sensibles a la influencia social. Como resultado de nuestra sintonía hacia los otros, existe una forma común de procesar la información, una cognición social. Incluso los temas de interés o los principales problemas que los individuos consideran que deben afrontar se determinan de forma colectiva.

Las encuestas de opinión sirven también para detectar esos intereses y problemas. Los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) incluyen diversas preguntas para valorar las opiniones y actitudes de la sociedad española ante la actualidad. Entre ellas está: “¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?”.

Es una pregunta abierta, las respuestas se codifican después a partir de las respuestas recogidas. La política aparece mencionada en seis categorías: “El mal comportamiento de los/as políticos/as”, “El Gobierno y partidos o políticos/as concretos/as”, “La falta de acuerdos, unidad y capacidad de colaboración. Situación e inestabilidad política”, “Lo que hacen los partidos políticos”, “Los problemas políticos en general” y “La falta de confianza en los/las políticos/as y las instituciones”.

Shutterstock.

Se dice que el principal problema de España es la crisis económica, mencionada por el 42,2 %. Pero, cuando se suman las menciones a esas seis categorías en cualquiera de las tres preguntas, la política pasa a ser un problema para el 55,3 % de las personas encuestadas.

Los medios de comunicación (incluidas las redes sociales) son una herramienta clave para informarse sobre cuestiones sociales y políticas y, por tanto, fuente de información sobre el clima social. Las noticias sobre la realidad política suelen poner el foco en la división y la crispación. Aunque no ocurre solo en la política. Desde el año 2000, los titulares de los medios de comunicación han dejado de lado la neutralidad para expresar emociones negativas.

¿Cómo se explica la percepción de que la política es un problema? Para responder, podemos aprovechar la información que proporciona el barómetro del CIS.

La siguiente imagen muestra hasta qué punto hay asociación entre percibir que la política es un problema grave en España y un conjunto de preguntas que miden la ideología política, la valoración de los líderes políticos, la confianza o el comportamiento electoral.

Datos del barómetro de febrero del CIS, Author provided

Ideología y valoración de los líderes de los partidos

Según esta respuestas, las cuestiones con una asociación más fuerte son la escala de ubicación ideológica y la valoración de los líderes de izquierdas.

Los rectángulos azules en la imagen que sigue indican que para los partidarios de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal la política es un problema importante. Ocurre lo contrario entre los partidarios de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. El efecto es más acusado entre los partidarios de Núñez Feijóo y Pedro Sánchez (el azul es más intenso). No hay diferencias entre los que no quieren de presidente a ninguno de los líderes mencionados.

Datos del barómetro de febrero del CIS, Author provided

Las personas que mencionan la política como problema se sitúan más a la derecha en la escala de autoubicación ideológica. La media es igual a 5,1 en este grupo e igual a 4,2 en el otro.

Como muestra la siguiente imagen, quienes creen que la política es un problema valoran peor a los líderes de izquierdas y mejor a los líderes de derechas y viceversa. Las diferencias son más acusadas cuando se valora a los líderes de izquierdas.

Datos del barómetro de febrero del CIS, Author provided

Los rectángulos azules de la siguiente imagen muestran la falta de confianza en Pedro Sánchez de quienes piensan que la política es un problema. En cambio, tienen bastante confianza en Núñez Feijóo. Los que no creen que la política es un problema tienen poca, bastante o mucha confianza en Pedro Sánchez. Y no tienen confianza en Núñez Feijóo.

Datos del barómetro de febrero del CIS, Author provided

¿A quién beneficia que la política se vea como un problema?

Según la primera imagen, pensar que la política es un problema no influye en el comportamiento electoral. Pero hay evidencia de que hay un sesgo de respuesta entre quienes responden a las encuestas. Y de la profunda insatisfacción con el funcionamiento de la política.

La insatisfacción genera alienación política. Tiene dos componentes: falta de eficacia (percepción de que no se puede influir en el sistema político) y falta de confianza (no se cree que los líderes y las instituciones políticas protejan sus intereses).

La falta de confianza explica por qué los partidos de ultraderecha europeos tienen más apoyo en la segunda década del siglo XXI del que tuvieron en las cuatro décadas previas.

La falta de eficacia genera indefensión y explica el abstencionismo. Si nada va a cambiar, ¿para qué votar? Es más probable en las personas progresistas, pues su motivación principal es cambiar las cosas.

Se dice que los partidos políticos se acusan unos a otros de la crispación y la polarización. Pero, como hemos mostrado, la opinión de que la política es un problema está más extendida en las personas más próximas a los partidos de derechas. Y la opinión de los simpatizantes de los partidos de derechas es más extrema que la de los simpatizantes de los partidos de izquierdas.

Por otro lado, la percepción de que la política es un problema ha oscilado en función del ciclo político. Aumentó cuando gobernaba el PSOE y disminuyó cuando lo hacía el PP. Desde 2011 la preocupación no ha dejado de crecer. Ahora ha alcanzado un máximo histórico.

Para finalizar, los votantes parecen ser más partisanos que demócratas. Es decir, tienden a perdonar el comportamiento antidemocrático cuando quien lo hace pertenece al partido con el que se identifican. Por tanto, los políticos y los partidos en los que militan tienen una gran responsabilidad en la salvaguarda de la democracia. No deberían apelar a los instintos más bajos de los votantes para aumentar sus posibilidades en las elecciones.The Conversation

Ana Muñoz van den Eynde es responsable de la Unidad de Investigación en Ciencia, Tecnología y Sociedad (UICTS) del CIEMAT, Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT).

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.