¿Sabría cómo cambiar el mecanismo de descarga de doble pulsador de la cisterna de su casa? ¿Cómo preparar una tarta de manzana? ¿Y cómo hacer una trenza francesa? Seguramente haya respondido que no a alguna de estas preguntas, pero seguro que sabría dónde consultar para aprender a realizar estas tareas. Las búsquedas de tipo “cómo hacer…” en YouTube siguen creciendo un 70 % cada año.
El 70 % de los millennials (personas nacidas en las dos últimas décadas del siglo XX) utilizan habitualmente YouTube para aprender o profundizar en sus intereses formativos. De hecho, prefieren el triple aprender mediante un vídeo de YouTube que leyendo un libro. Tanto es así, que el 67 % afirma que pueden encontrar en esta plataforma un vídeo de cualquier cosa que quieran aprender.
Fenómenos como el de David Calle, fundador de la web educativa Unicoos y finalista del Global Teacher Prize 2017 (premio internacional recompensado con un millón de dólares, con más de 20.000 nominaciones), ofrecen unas cifras sorprendentes.
Su canal de YouTube cuenta con más de 700 vídeos de Matemáticas, Física y Química y tiene 1,5 millones de suscriptores. En 2015, Unicoos fue elegido por Google como el canal de mayor impacto social de España. ¿Estamos ante una verdadera revolución en el modelo educativo o es una tendencia pasajera?
Cómo hemos cambiado
En 2012 comenzó la denominada “era post PC”. Desde entonces, hay más dispositivos móviles (teléfonos y tabletas) conectados a internet que ordenadores de escritorio y portátiles. Nuestros ojos están expuestos a casi 10 horas de pantallas al día, con una tasa de crecimiento mantenida en los últimos 5 años, y el móvil se ha convertido en la herramienta de consulta por excelencia. De media, desbloqueamos el teléfono más de 220 veces al día, y este elevadísimo uso tiene su repercusión también en el ámbito docente.
La principal característica que valoran los estudiantes respecto al uso de la tecnología es la movilidad. Poder estudiar en cualquier lugar y en cualquier momento. Además, la característica preferida del uso de tecnología en el ámbito educativo es la mejora en la calidad de los contenidos, frente a otras capacidades como la comunicación con profesores o compañeros de clase o el posible ahorro de tiempo de estudio.
Según la misma fuente, el 94 % de los estudiantes aseguran que el uso de la tecnología les ha facilitado el aprendizaje de nuevos conceptos. La plataforma líder de consumo de contenidos digitales es YouTube, con un 87% de estudiantes que lo utilizan frecuentemente.
¿Y esto funciona?
La educativa es la segunda categoría de vídeo más consumida en internet (solo por debajo de vídeos de humor y comedia). ¿Este consumo se corresponde con una eficacia del medio? ¿Existe alguna evidencia científica al respecto?
Sabemos que nuestros sentidos evolucionaron para trabajar de forma conjunta, con relación entre ellos. Por ejemplo, en el efecto McGurk la visión influye sobre el oído; no percibimos de un modo aislado, sino que el cerebro integra la información multisensorial. Esto tiene una implicación directa en que aprendemos mejor si estimulamos varios sentidos a la vez.
Estos resultados no son nuevos. Los experimentos iniciales de Mayer demostraron que el aprendizaje multisensorial en resolución de problemas (texto narrado y animaciones) mejora los resultados el doble con respecto del equivalente unisensorial con texto escrito e imágenes.
Las imágenes mentales ayudan a aprender
Análogamente, en su teoría de la codificación dual, Paivio planteó que el uso de imágenes mentales ayuda al aprendizaje. La información visual (la que consumimos por la vista) y verbal (auditiva) se procesa de manera diferente, en diferentes canales.
Cuando ambos canales se utilizan de forma paralela, se codifica el estímulo de dos formas y es más probable que posteriormente se recuerde mejor. El problema viene cuando verbalizamos información del canal visual (por ejemplo, cuando leemos un texto). El trazado de las letras forma palabras. El cerebro tiene que decodificar esta información visual para verbalizar la información.
Ambos canales están ocupados de un modo artificial y aprendido (recordemos el esfuerzo que nos cuesta en los primeros años de vida aprender a leer y a escribir). Por este motivo, no podemos leer y escuchar a la vez (¿ha intentado mantener una conversación telefónica mientras lee un correo electrónico?), o nos requiere mucho más esfuerzo (y disfrutamos menos) ver películas con subtítulos que aquellas cuya locución comprendemos directamente sin necesidad de leer.
En su completa teoría del aprendizaje multimedia, Richard Mayer establece un decálogo de 12 principios que confirman que la gente aprende de un modo mucho más profundo combinando palabras locutadas e imágenes y animaciones que únicamente con palabras o gráficos de modo independiente. Así, el formato vídeo se posiciona como un elemento natural de transmisión de información altamente eficaz.
La era del cambio
En este nuevo milenio hemos cambiado significativamente nuestros estándares de calidad y hábitos de consumo. Por ejemplo, en el caso del cine los cambios de plano suceden mucho más rápido. A mediados del siglo pasado, la duración promedio de cada plano oscilaba entre ocho y once segundos. Hoy en día, se editan mucho más cortos, con una duración media de entre dos y tres segundos.
Demanda de un ritmo narrativo rápido y directo
En el ámbito docente, el estándar de impartición de contenidos lo están fijando los mejores profesores del mundo publicando sus clases en la red. El alumno puede elegir que le explique el contenido su docente favorito.
Uno de los casos más famosos es la Academia Khan, fundada 2006 por Salman Khan. Con más de 4.000 vídeos que han sido vistos más de 1.500 millones de veces, es el referente de enseñanza mundial en primaria y secundaria basada en vídeos instructivos. El fundador de la Academia Khan, Salman Khan, tiene como objetivo «proporcionar una educación gratuita de nivel mundial para cualquier persona, en cualquier lugar», y recibió el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional en 2019.
¿Qué es la clase invertida?
Este modelo de «sabio a la carta» está creando nuevos paradigmas docentes, como el de la clase invertida, donde el contenido de la lección se consume en casa y la actividad en clase se dedica a aquello que el alumno no puede hacer de forma autónoma en casa.
Es lo contrario que se suele hacer habitualmente en las lecciones magistrales, donde el alumno básicamente es una máquina de tomar apuntes. Así, la parte más autónoma del aprendizaje se realiza en casa (ver vídeos docentes o leer contenidos en texto escrito), y en clase la más activa (resolución de ejercicios, problemas o debates entre alumnos).
El papel del profesor en este modelo cambia totalmente, apartándose de la lección magistral tradicional. El docente ahora acompaña a los estudiantes de un modo más individual, teniendo en cuenta sus motivaciones y necesidades particulares. El maestro se convierte en un coach.
Aunque no contamos con evidencias científicas definitivas, algunas encuestas realizadas en la Flipped Learning Network a más de 450 profesores que utilizan esta nueva metodología dan como resultado que en 2 de cada 3 casos aumentaron las puntuaciones en las pruebas de evaluación y 4 de cada 5 afirmó un aumento en la motivación de los estudiantes.
Nuevo enfoque. Nuevos tiempos. Hay mucho por hacer. No estamos ante la era del cambio, sino ante un cambio de era. Y este futuro, desde el aula, se ve maravilloso.
Carlos González Morcillo, Profesor Titular de Universidad · Inteligencia Artificial / Gráficos por Computador, Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.