Víctor sin victoria
Como aquella película de Blake Edwards, basada en el París de los años 30
y ganadora del Óscar a la Mejor Banda Sonora,
hoy Víctor no consiguió la victoria,
pero si logró ser la mejor banda sonora para acompañar
a la historia de la hostelería de esta ciudad.
Alguien me dijo una vez:
“Sonreir es fácil, sonreir con la mirada… pocos lo consiguen”.
Aquel cuarentón de ojos claros, pelo canoso y eterna sonrisa
llegaba por primera vez al Tempranillo hace una década aproximadamente.
Así era Víctor González López, más conocido como:
“Víctor, el del Tempra”.
Va a ser muy difícil olvidarse de tí.
No sólo porque nos enseñaras a sacar
un corcho metido en una botella de vino con una bolsa de plástico,
o porque los vinos Marieta o Frontaura sabrán diferentes a partir de ahora,
sino porque Fito y los Fitipaldis desafinarán sin ti en el Tempranillo.
Siempre has preferido el vino al Whisky barato,
tampoco te importaba que en el Tempra te ganara Adel a Perro viejo
y sabías que Al cantar no tenías nada que hacer si estaba Cruz,
aunque en la barra eras disciplinado como un Soldadito marinero.
“¡Tócala otra vez, Fito!”
Podían sonar una y otra vez:
Acabo de llegar y Antes de que cuente diez
y si el mp3 se había terminado,
empezaba de nuevo La casa por el tejado.
Perdona por el intento de verso y disculpa si, a partir de ahora,
al escuchar a los Fitipaldis se me queda el Corazón oxidado,
porque irte sin despedirnos ha sido para todos Un buen castigo
y aunque estés a mil kilómetros o más de nosotros,
Mirando al cielo todavía me parece que aún no te has ido.
Rubén Gámez (17 de septiembre de 2020)