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Vikxie: «Soy un defensor de la buena música por encima de cualquier estilo»

Por Saúl Quijada

Este sábado 25 de febrero, Vikixe estará en la sala Green de los Santos Niños, para compartir escenario con su amigo Rubén Pozo.

A pesar de estar todavía en pleno invierno, hace un día de verano. Vikxie aprovecha los rayos del sol para sacar a los perros y atendernos telefónicamente. Hablamos de su carrera, de su música y de historias de piel que tienen un halo mágico escondido. Sus canciones suenan a Madrid, a los aviones que planean sobre la Alameda de Osuna, a Brighton, a Malahierba y a boxeadores que fueron estrellas y, más tarde, estrellados.

Te defines como un samurái musical…

Igual que los samurái servían a un maestro  yo estoy al servicio de la música. Soy un defensor de la buena música por encima de cualquier estilo o etiqueta.

Tu infancia se desarrolla en el madrileño barrio de Alameda de Osuna  y con 15 años formas Malahierba junto con Leiva, Pitu y Migui. ¿Cómo se crea una escena musical en torno a un barrio?

Éramos mucha gente en un sitio muy reducido y sin muchas opciones de ocio porque estábamos lejos del centro. Había que elegir entre fútbol o guitarra. Cuando montamos Malahierba nos parecía la acción más original del mundo hasta que conocimos al resto de bandas que estaban haciendo cosas muy interesantes. Teníamos la fortuna de estar al lado de unos locales de ensayo  y eso favoreció el auge de los grupos. Con 14 años escuchar discos de los Rolling o Leño era lo más normal para nosotros y, al final,  para bien o para mal esa fue la base de lo que somos hoy en día.

¿Qué supuso Malahierba en tu adolescencia?

Absolutamente todo, mi reducto de salvación. A nivel musical tuvimos un aprendizaje brutal porque al principio cuando íbamos al local éramos muy malos, sólo hacíamos ruido. Con el paso del tiempo, aprendimos a componer y a hacer canciones.

«Rubén y yo nos conocemos desde hace muchos años e inevitablemente este momento tenía que llegar»

Hubo episodios muy auténticos como cuando le dedicáis una canción al mítico boxeador Poli Díaz. 

Fue algo muy bonito aunque nos pasó de todo aquella tarde. Tocábamos en Soria y antes de salir, cerrando la furgoneta, el guitarrista se rompió la mano. Nos marchamos corriendo al hospital mientras pensábamos cómo distribuirnos. Teníamos que buscar un batería porque Leiva iba a tocar el bajo. Cuando conseguimos ponernos en marcha, de repente, sale ardiendo la furgoneta en mitad de la carretera a las siete de la tarde. Nos volvimos locos buscando furgonetas de alquiler pero no había nada disponible con tan poca antelación. Fuimos al metro y allí nos encontramos con el Poli Díaz, campeón de España de Boxeo, que estaba en busca y captura en ese momento. El tío nos dijo: “dedicarle una canción al Poli”. Se la dedicamos y nos fuimos a Soria en taxi gastándonos miles de pesetas. Tocamos y fue el peor show de la historia.

Parece una historia con mucha verdad.

Fue un choque de realidad porque vimos a un tío que lo había sido todo en el deporte en busca y captura.

Después de Malahierba decides probar suerte en Inglaterra y te marchas allí diez años. ¿Cómo recuerdas la experiencia?

Fueron años de aprendizaje vital, tanto en lo personal como en lo musical. Es un país  muy innovador en música y abrí los ojos rápidamente. Estuve de bajista en muchas bandas y me recorrí todos los garitos posibles.

Además de tocar en grupos, ¿qué hacías para conseguir dinero extra?

Fui jardinero, repartidor de propaganda, camarero…

Está claro que no te has saltado ningún escalón para llegar a la posición en la que estás hoy en día.

Hay que vivir el presente creando el futuro. Con dedicación, trabajo y pasión las cosas llegan.

Hablando de tu último disco, “Adrenalina”, me llama la atención que es la primera vez que utilizas una única palabra como título.

Me gusta pensar que en el disco no hay canciones inconexas sino que existe una relación y una línea entre ellas. Detrás de adrenalina hay mucha intensidad y mucho nervio porque el proceso fue muy cañero. Recuerdo salir del local con un acelerón increíble que es el que me llevó a escribir Adrenalina.

El toque épico de las canciones lo aportan los metales.

Es otra onda y los metales me llevan a tocar de otra manera. Teniendo a los vientos soplando en mi espalda estoy obligado a tocar menos para que el resultado sea mejor. Hay que estar al servicio de la canción para saber darle el protagonismo necesario a cada instrumento.

Hay que vivir el presente creando el futuro

Con toda la energía que transmite el álbum da la sensación de que tenías ganas de terminar la grabación para salir a la carretera.

Totalmente. Es complicado interpretar todas las canciones de un disco en directo porque logística, pero en este caso, lo que suena es lo que hay en los conciertos. En el show los temas toman mucha forma y estoy disfrutando como un niño encima del escenario.

Con esta carta de presentación, ¿cómo va a ser el show de este sábado?

Rubén y yo nos conocemos desde hace muchos años e inevitablemente este momento tenía que llegar. Hablamos y a los dos nos pareció de maravilla compartir cartel en Alcalá. No vamos a coincidir en el escenario, pero los dos llevábamos nuestra banda que suena alucinante y, sinceramente, no creo que haya un plan mejor para la noche del sábado.

Hace unos meses, Rubén Pozo se subió a La Luna de Alcalá para regalarnos una canción en acústico. Pincha sobre el vídeo o sobre la info destacada.