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¿Vuelta a la normalidad? / Por Asociación Vecinal ‘El Val’

¿Vuelta a la normalidad?  /  Por Asociación Vecinal ‘El Val’

( Nota: Cuando ya teníamos terminado este artículo, nos encontramos con una dura realidad que se ha desatado en Europa y que nos obliga a comenzar nuestra reflexión con esta consideración: este mundo nunca será normal mientras haya una guerra. )

Queremos hoy hablar de la normalidad cotidiana que por causa de la COVID-19 perdimos ahora va para dos años. Los ciudadanos de a pie hemos actuado con respeto, aceptando y adaptándonos a cuantas instrucciones se nos han dado por parte de las diferentes administraciones y organismos, tanto públicos como privados.

Parece que esta sexta hola ya está llegando a su nivel más bajo y por tanto se nos siguen dando instrucciones, ahora, para recuperar aquella normalidad perdida y, como no puede ser de otra manera, modificaremos una vez más nuestras costumbres cotidianas.

Hemos podido comprobar cómo gracias a un movimiento ciudadano promovido por D. Carlos San Juan se ha conseguido, por lo menos inicialmente, sensibilizar a los bancos y hasta el propio Gobierno de la Nación para que las entidades bancarias modifiquen sus “normas de atención al cliente”, (porque para ellos somos meros clientes), y atendernos como personas, especialmente a las personas mayores. Esperamos ver pronto esas nuevas normas en el trato diario en todas las sucursales bancarias, aunque mucho nos tememos que gran parte de las promesas se queden en agua de borrajas. Muy bien, y muchas gracias a D. Carlos San Juan por esa iniciativa tan necesaria y mejor gestionada.

Pero en otros organismos públicos, Servicios Municipales, delegaciones de la Agencia Tributaria, Tesorería de la Seguridad Social, etc. y también en empresas privadas de servicios, como eléctricas, aguas, etc., ¿no creen ustedes que también es necesario volver a la normalidad? ¿No es hora ya de modificar esas normas implantadas con motivo del COVID-19 y que tan sumisamente hemos aceptado y respetado los ciudadanos?

Estos organismos y empresas también los necesitan las personas mayores, que en muchos casos carecen de medios y formación para solicitar esas citas previas, bien por Internet, que no disponen de él o no lo saben manejar adecuadamente, o por teléfono, que para ellos es muy complicado acceder porque las esperas son eternas o es una máquina la que les atiende. ¿Se imaginan que no existiera la tarifa plana del teléfono y de Internet, que la pagamos, por supuesto? No nos llegaría el sueldo y/o la pensión para pagar estos servicios, por las largas esperas que tenemos que soportar cuando se habla con máquinas y que, al final te cabreas y cuelgas. ¿Y por qué hemos de pedir a nuestros hijos, nietos y amigos que nos hagan estas gestiones?

Por tanto, creemos que ya es imperioso que se adopten sistemas mixtos para la atención al ciudadano, manteniendo las citas previas (que, ciertamente, tienen grandes ventajas) pero conservando la atención directa y personalizada, para quienes no puedan pedirlas.

Por otra parte, vemos oficinas de estos Organismos, en las que han limitado tanto el aforo de entrada que hay que formar colas en la calle, haga frío, lluvia o calor… mientras que, a veces, la mitad de los puestos de atención no están ocupados. Ya es hora de que se vuelva a normalizar el aforo y se trate a las personas con más dignidad.

Somos mayores, y veteranos, ¡sí! Nos falta información, ¡sí! Pero pedimos ser tratados como personas, no como clientes: ¡No a la cita previa obligatoria!

Si acudimos a estos organismos o empresas de servicios es porque necesitamos algo de ellos.  Porque si no tenemos la cita previa, no hemos sabido o podido conseguirla, en vez de ese frío “No puede pasar, solo se atiende con cita previa” o darnos ese papelito con una página web y cinco teléfonos, mejor, si no es posible la atención en ese momento, gestionarnos directamente la cita previa. ¿Por qué no? ¿Es tan difícil?

Así en vez de enfadarnos y sentirnos impotentes, nos marcharemos con una sonrisa y dándoles las gracias, seguro.

Solicitamos, pues, un trato personalizado y comprensión por nuestras carencias.

Muchas gracias.