La historiadora alcalaína María Jesús Vázquez Madruga nos ayuda a sobrellevar algo mejor estos días con tanto tiempo en casa. Hoy nos propone conocer cómo algunas de las calles históricas de Alcalá de Henares desaparecieron…
Como vemos cada año, incluso cada día, las calles cambian. A lo largo del tiempo, no sólo mudan su aspecto, sino el tamaño y altura de las casas, su decoración exterior incluso sus dimensiones.
Como estamos viendo de pocos años acá, los enfoscados de colores pastel que proliferan sin ningún sentido histórico serio, tapando sin contemplaciones los muros de ladrillo tradicionales de nuestra ciudad, lo que está convirtiendo nuestra ciudad en un pastiche pastelero a saber del gusto de quién. Del historiador y del amante de la tradición alcalaína, desde luego que no.
Alcalá fue durante muchos siglos una población compuesta en su mayoría por casas de planta baja, de las que, tristemente, hoy quedan muy pocas, acaso alguna aquí y allá que milagrosamente aún no han desaparecido bajo la piqueta y la especulación…todo se andará.
Sólo las casas o casonas de familias importantes tenían sótano, planta baja, principal y buhardilla, pero eran las menos y destacaban tanto en el entramado urbano que la gente las llamaba palacios, palabra a todas luces exagerada.
Los cambios urbanísticos, especialmente a partir del siglo XVI, cambiaron enormemente el aspecto urbano de nuestra ciudad y también provocaron la desaparición de algunas calles, muchas de ellas sin nombre. En este caso he elegido diez que me parecen significativas y bastante desconocidas:
La calle del Cristo de la Cadena, desaparece a finales del s. XIX, con la reforma urbanística que se lleva a cabo derribando las dos manzanas de casas que hubo donde hoy tenemos la plaza de los Santos Niños. Esa calle iba paralela a la fachada norte de la Magistral, cuya puerta que es la de la actual plaza, tenía una portada totalmente distinta pues estaba cubierta por un pórtico.
Otra calle, de la que ya hablé y demostré su existencia medieval hace unos veinte años, es la que hubo comunicando la calle de los Seises con Santa María La Rica. Quedó en el interior del recinto de la Magistral cuando construye su sala capitular y antesala, hoy museo. Aún puede verse ese portón en la calle de la Tercia que da acceso a ese espacio que en la Edad Media fue calle.
La calle del Portillo de los Judíos, quedó en el interior del colegio de Madres Escolapias, lindando con el antiguo Colegio de Aragón, casi enfrente de la calle de Cervantes.
La calle que llamaban del Adarve Viejo todavía en 1732, estuvo en la trasera del hospital de Santa María La Rica, tenía salida por el antiguo convento de San Juan de Dios.
De Santa Úrsula a la calle de la Trinidad hubo otra, cuyo único rastro actual es la entrada a la iglesia del convento, tipo compás, cerrada por una reja.
La calle Cerrada iba desde la calle de Juan de Almazán a la del Postigo de Santa Ana. Hoy queda un pequeño entrante y puerta falsa en la trasera de la facultad de Económicas.
El callejón que, de la Sinagoga Mayor de los judíos, iba hasta la calle de los Manteros, hoy Carmen Calzado, aún en 1586 se llamaba también calle Cerrada, aunque en esa fecha seguía existiendo el paso a los patios interiores.
Existió una calle de la Virginidad, que iba desde el actual callejón de San Pedro y San Pablo hasta trinitarios y tenía salida a la calle de Roma, hoy de los Colegios. Quedó dentro de los Cuarteles y definitivamente cerrada en 1861, a petición de los hermanos don Manuel y don Rafael Bertrand de Lis.
El convento de las madres Agustinas de Santa María Magdalena, más conocido por “Magdalenas”, obtuvo permiso y compró al Ayuntamiento un callejón que necesitaba para construir su magnífica iglesia, y que iba de la actual travesía de Avellaneda a la calle Gallo.
Hubo un callejón del Peligro, que comunicaba la calle Mayor de la Judería con la de los Escribanos. Era pues, una de las calles menores de la Judería. Justo donde hoy hay una conocida pastelería y en ella se acaban los soportales porque está la entrada a la plaza de los Irlandeses. Esa casa, tiene ventanas en lo que fue fachada del inicio del callejón. Hoy ocupado por la urbanización de la citada plaza y daba a la calle de los Escritorios casi frente a la actual travesía de Avellaneda, por donde hoy está la entrada a un garaje de la citada urbanización.
Mª Jesús Vázquez Madruga
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