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El momento de dejar al machismo en el fútbol en fuera de juego

Fotos cedidas

María Ferro y Elisabeth Calvo son dos árbitras que disfrutan con una de las cosas que más les gusta: arbitrar. Calvo tiene 21 años, lleva tres años ejerciendo como colegiada y compagina el arbitraje con su faceta de entrenadora de un equipo de fútbol de niños en un colegio.

Calvo arbitra en Primera Regional, pero también pita encuentros de fútbol base, Segunda División y hasta asistente en la Liga Iberdrola. ¿Y ha sufrido machismo este tiempo? «Creo que de una u otra manera las mujeres siempre sufrimos comentarios machistas en nuestros puestos de trabajo. El comentario que más me impresionó fue precisamente por una señora mayor que me mandó a fregar, pero por parte de los chicos son más habituales las coletillas de «guapa», «bonita» en tono despectivo y es habitual que cuando algún jugador se acerca para comentar una jugada el resto hace comentarios como: «te la intentas ligar» y eso a un árbitro chico no le sucede», comenta esta árbitro que reaccionó de «la manera que considero más correcta, callando». «Creo que así evito que me afecte y además no doy pie a discusiones, añade.

Elisabeth Calvo cree que el machismo no es una cuestión intrínseca del fútbol, sino que se da en toda la sociedad. ¿Cómo se puede mejorar esta situación? «Para ello, es necesario que nos vea como  profesionales, no como hombres o mujeres. Yo voy al supermercado, al médico, a la academia y trato con el mismo respeto sea de un sexo u otro», afirma esta colegiada que recuerda perfectamente su primer partido: «Estaba nerviosa y con ganas. Enrique, el delegado de Alcalá vino a verme y eso me dio bastante confianza, porque le sentía como un apoyo. Ese día tuve dos partidos de fútbol 7 y en uno de ellos expulsé al entrenador por gritarme con los brazos en alto. Ahora mismo no volvería a hacerlo, creo que además de experiencia durante este tiempo también he ido cargándome de paciencia y aprendiendo a ser menos impulsiva», dice.

Calvo comenzó a ser árbitra por «curiosidad». «Llevo jugando al fútbol desde pequeña y meterme en la piel de una persona que dirige el partido me ha hecho comprender muchas cosas que quizá cuando jugaban no era capaz de ver», afirma esta árbitro que reconoce que «el fútbol y el arbitraje femenino cada día está siendo mejor valorado y me emociona que sea así. Ver estadios de primera división como el San Mamés con más de 48.000 espectadores o el Wanda Metropolitano con más de 22.000 asistentes se me pone la piel de gallina. Actualmente no está en las mismas condiciones el fútbol femenino con el masculino pero espero que poco a poco se vaya ganando terreno», concluye.

«Hay muchísimo machismo en el fútbol»
Por su parte, María Ferro tiene 18 años y pita partido de prebenjamines de fútbol 7 y alevines de fútbol 11. No lleva mucho tiempo arbitrando, por lo que aún no ha tenido que sufrir en primera persona ningún comportamiento inapropiado por el hecho de ser una mujer árbitro. Sí reconoce que el mundo del fútbol hay machismo: «muchísimo».

Cree que el auge del fútbol femenino puede hacer que esta tendencia cambie. «Sinceramente no lo sé no puedo entrar en lo que piensa cada uno, pero si seguimos creciendo pues lo verían de otra forma», afirma esta árbitra que recuerda perfectamente su primer partido: «Estaba muy nerviosa, acostumbrada a F11 me sentí un poco desubicada pero cuando lo acabé me dijo el instructor que no tenía porque estarlo porque parecía que había arbitrado más y eso me relajo para los otros dos siguientes».

María Ferro comenzó a arbitrar después de jugar durante muchos años al fútbol. «Mi hermano decidió meterse en este mundo y fue por él que decidí saber lo que se siente desde el otro lado del fútbol», señala esta jugadora que se siente «orgullosa de cómo está creciendo y cómo van retransmitiendo los partidos en la televisión y poco a poco se van llenando cada vez más los estadios».