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El momento gubernamental / por Antonio Campuzano

Las grandes cifras económicas, especialmente las que acompañn la evolución del empleo, permiten al gobierno de turno respirar con la satisfacción del deber cumplido, enardecido una vez más por la etiqueta que representa a este ejectuvo como el único capaz de levantar un país por su versión económica, que es finalmente la razón por la que se vive y pervive.

Esta denominación atraviesa todos y cada uno de los discursos, en grandes y pequeñas citas, del presidente Rajoy. Frente a esta realidad, muy matizable respecto de la calidad del empleo generado, precario y evaluable muy por debajo de una calidad mínima, planean distintas asechanzas, medidas como peligros o trampas que pueden variar la suerte, presentada como incontrovertible por los portavoces de Moncloa.

El principal escollo resulta ser el conclicto catalán, con tantas y tan variadas novedades, cambiantes cada día. El referéndum de octubre permite lecturas muy diferentes sobre la conveniencia o necesidad de afrontar abiertamente un diálogo para cerrar el movimiento periférico o encarar las consecuencias de una aplicación vigorosa o tranquila del artículo 155. En el sobre entendido que las dudas que permean sobre todo tienen su residencia en las concomitancia electorales. Hacer o no hacer por las secuelas electorales.

El otro frente tiene su sustancia en los movimientos de la izquierda para reordenar sus tácticas con el objetivo de organizar un frente activo que permita antes o después de la convocatoria electoral por fin de mandato legal.

Los socialistas son vistos de manera muy distinta a ojos del gobierno a lo que representaba la Gestora de Javier Fernández, que se resignaba a la imagen que ofrece en sus escritos Vladimir Nabokov, «ver el paisaje como el pasajero horizontal de una ambulancia «. Sánchez representa, por mucho que se amplifiquen sus potenciales errores de perfil ideológico, una alternativa que puede crecer mucho antes que menguar. Y el entendimiento, aunque solo sea cosmético, con Iglesias, excita los ánimos gubernamentales mucho más allá de lo que pueda manifestar ofuscadamente Rafael Hernando. La entrada del otoño puede resultar de una naturaleza muy interesante.