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Parejas imposibles… / Por Anabel Poveda

Parejas imposibles… / Por Anabel Poveda

Está claro que en la vida hay parejas que están destinadas al fracaso… las ves y lo sabes, tienes la certeza de que no llegarán juntos ni a la vuelta de la esquina. No pegan ni con cola y el apaño que se han montado para funcionar canta por bulerías.

pareja

Pasa lo mismo con las parejas top… esas que miras con admiración porque todo lo que te transmiten es real… Las miradas, la complicidad, los sentimientos y el feeling traspasan barreras y es público y notorio que se aman.

Pues este último mes de sequía creativa y silencio bloguero he descubierto que la culpa de todo la tiene uno de esos matrimonios de conveniencia. Sí, sí, así es, una pareja imposible me está haciendo la puñeta y me ha costado más de un mes descubrir su maquiavélico plan.

azucar

La cosa es que yo me notaba rara… poco creativa, poco expresiva, carente de ideas y con una neblina cerebral que lo inunda todo. Me preguntaba ¿será la astenia primaveral?, ¿la alergia?, ¿la tiroides?, ¿ser becaria a los 41 en horario de tarde?

Como me sentía incapaz de llamar a las musas, he dejado fluir la situación para ver hasta dónde llegaba y, ayer, cuando menos lo esperaba, descubrí lo que me está pasando.

¡LOS HE CALAO! El matrimonio diabólico está compuesto por Lady Azúcar, conocida también como Madame Glucosa; y comparte cama con Don Dieta baja en calorías… su objetivo consiste en dejar mi cerebro tan seco que sea incapaz de responder ni al instinto básico de supervivencia.

bombones

Eso es lo que me pasa, que mi cerebro está pidiendo a gritos chocolate negro con almendras y «Don Low Calories» y «Miss Pepita Grilla» no me dejan dárselo.

Como veréis mi dieta va de vicio, motivada al 200% y viendo resultados, pero parece que tendré que valorar un incremento en la ingesta de glucosa si aspiro a que mis neuronas hagan algo más que mantenerme viva.

Lo bueno es que ya tengo detectado el problema y puedo atajarlo a golpe de caja de bombones… otra cosa es que mi fuerza de voluntad, mi cabezonería y el vestido azul en el que pretendo embutirme este verano me permitan pecar sin remordimientos.

Si la creatividad vuelve os veo por aquí en quince días… si sigo en modo autómata, esperaré a que cuarto kilo de fresas exciten y activen mis neuronas.