«Una de Espías: de Quevedo o los Reyes Católicos… al día de hoy» / Por María Jesús Vázquez Madruga

«Una de Espías: de Quevedo o los Reyes Católicos… al día de hoy» / Por María Jesús Vázquez Madruga

UNA DE ESPÍAS

La historia del espionaje es muy, pero que muy antigua.

En los tiempos en los que la movilidad era necesariamente a pie o a caballo, por ejemplo, los mercaderes eran transmisores de noticias y muchos de ellos ejercieron de correos ocultos. Y no sólo ellos, marinos, nobles, hombres de armas, y por supuesto, mujeres, la variedad es considerable. Personajes de la importancia de Cisneros, Colón, Cortés, Cervantes, Garcilaso de la Vega, Rubens o Quevedo, éste último no dejó muy buena huella en Italia, especialmente en Venecia, porque ejerció, y muy bien, de agente, no sólo transmisor, sino también desestabilizador.

Alguno de ellos no sólo ejerció como espía, sino que tuvo su propia red de agentes.

En cuanto a las vías, el camino de Santiago Francés, fue una de las más importantes para el transporte de misivas, noticias de todo tipo y, por supuesto, correspondencia secreta.

Es sabido que los Reyes Católicos estuvieron en Alcalá y al ser una corte itinerante, allá donde fueran continuaban manteniendo correspondencia con las cortes europeas y, claro está con sus agentes en ellas, así que desde aquí enviaron y recibieron correos “interesantes”, o sea, ocultos y cifrados.

Pero hay un pero: El sistema de cifrado que utilizaban, dejaba mucho que desear. Un ejemplo: El diplomático Rodrigo González de la Puebla, fue enviado a Inglaterra a negociar el matrimonio de la infanta alcalaína Catalina con Arturo. Pues, como decía, el sistema era de tal calibre que demasiadas veces, nadie entendía nada, las respuestas a sus cartas eran: “No se entiende” o, “Sin sentido”. Los problemas se sucedieron hasta el punto que don Rodrigo decidió incluir en un despacho dirigido a los Reyes, el libro con las claves. Libro que se conserva en el archivo de Simancas, con más de 2400 palabras. Ocasión hubo en la que el espía en cuestión pedía el libro de claves ¡porque lo había perdido!

Es como decir, no entiendo nada, mándame las claves. Y luego cualquiera podría interceptarlo. Está claro que los que interceptaban los despachos lo tenían bastante fácil.

Casi todos los que han estudiado este aspecto del reinado de los Católicos Fernando e Isabel, ponen el ejemplo siguiente de un mensaje de Isabel la Católica al citado Rodrigo:

Virtuoso el 81 de 64 y fue proclamado entre 8 y 188” que descifrado significa: “Virtuoso e intimo amigo, cuando sus Altezas ordenaron a sus tropas abandonar Bretaña, se concluyó el tratado de paz y fue proclamado entre Rey de Francia y Rey de Romanos”.

Y aunque cambiaron claves y sistemas de cifrado, sabemos que Felipe II llegó a pedir al Papa que el francés Vite, que por cierto lo descifraba todo el muy desconsiderado, fuera juzgado porque no era posible tal sabiduría, a no ser que estuviera confabulado con el demonio. El Papa rechaza la petición del rey. Lo que no sabía nuestro Felipe, es que el Vaticano llevaba mucho tiempo descifrando sus mensajes (el secretario Bencio también era un hacha con los códigos) y no le interesaba nada que cambiaran las tornas.

El problema es que del Vaticano trascendió a las cortes europeas y durante un tiempo los criptógrafos españoles fueron objeto de guasa, chufla y regocijo sin par. Poco después, Felipe

 II creó la figura del espía mayor, que coordinaba y filtraba toda la información que llegaba a la corte y se elaboraron códigos más complicados. Se conservan 8 códigos generales de este monarca y varios particulares que utilizaba preferentemente con los miembros de su familia.

Su hijo, Felipe III creó la Superintendencia de la inteligencia secreta, germen de las agencias “especiales”

Y un apunte final, o, mejor dicho, una reivindicación que debí incluir cuando hablé de Catalina de Aragón. Ya va siendo hora de que Alcalá homenajee a su ilustre Hija Catalina, lo he pedido muchas veces a las autoridades. No creo que cueste tanto hacer algún acto en su honor cada 16 de diciembre.

A ver si aprendemos un poco de los ingleses, quienes todos los años en Peterborough, donde está enterrada, le hacen un homenaje en inglés y español, con música, poemas, trajes de época…mientras que aquí está más que olvidada. En casa del herrero…

Por María Jesús Vázquez Madruga

Cuadro superior Wikipedia: Alphonse-Marie-Adolphe de Neuville /Espía francés capturado durante la Guerra Franco-prusiana.