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Carta de Olga García, edil de Somos Alcalá, a Ramón Espinar

Escribo estas líneas en el mismo estado de perplejidad en el que he permanecido desde que me fuera comunicado mi cese de Podemos Alcalá, por parte de Ramón Espinar. Soy Olga García, Primera Teniente de Alcalde de Alcalá de Henares, y sin estar inmersa en la denuncia del PP contra cuatro ediles de Somos Alcalá, ni haber formado parte de la comisión evaluadora de las subvenciones de las renuncias salariales, denunciadas por los artífices de la Púnica y de la Gurtel, he sido cesada sin ton ni son.

Sigo con tristeza y estupefacción los últimos acontecimientos relacionados con la persecución que ha iniciado el Partido Popular, en compañía del diario El Mundo, contra nosotras. Los seis concejales y concejalas de Somos Alcalá donamos una parte de nuestro sueldo a proyectos sociales. Podríamos haber hecho una donación directa, pero se eligió, precisamente por transparencia, realizar un concurso público, para que tuviera también todas las garantías de los servicios técnicos, jurídicos del ayuntamiento, incluso de la intervención municipal.

Se convocaron las ayudas y cuatro personas del grupo municipal participaron en esos procesos siguiendo las indicaciones del personal técnico del ayuntamiento, que estaba representado de forma mayoritaria en la comisión que evaluaba las propuestas.

Los proyectos a los que se adjudicó la subvención cumplieron todos y cada uno de los requisitos necesarios y renunciando a esa parte de su sueldo se llevará a cabo: una reforestación de la Ribera del Río Henares; la producción de 4.000 kilos de compost a partir de los residuos orgánicos de comedores escolares; la realización de un mapa de colectivos de la ciudad; la realización de talleres con jóvenes para trabajar en torno a valores de interés general y la puesta en marcha de un taller de formación audiovisual para que las asociaciones de la ciudad aprendan a comunicar mejor sus actividades y objetivos mediante el uso de esas herramientas.

Pero entonces llegó el PP a intentar demonizar la renuncia a parte de nuestros salarios, porque ellos no lo hacen, a intentar demonizar que invirtamos nuestro dinero en la ciudad, porque ellos invierten el dinero de todas en su partido y en sus bolsillos. Pero todo lo que hemos hecho ha sido cumpliendo toda la normativa. Por eso ni el Partido Popular ni el diario El Mundo han señalado una sola norma que se haya incumplido, porque no existe ningún incumplimiento.

Así mis compañeros se han visto inmersos en ese proceso y llega el día en que desde Podemos Comunidad de Madrid se decide el cese temporal de la militancia de cuatro concejales por el caso de las subvenciones. Ni presunción de inocencia, ni respeto por el gran trabajo que se está haciendo en Alcalá. La decisión llega en un archivo de Word, sin firmas de quienes la han tomado, sin un acta de su reunión, sin ninguna garantía de que sea consecuencia del cumplimiento estricto de nuestras normas internas.

Las compañeras se quejan del modo en que se ha hecho, de la validez real de que quienes la han tomado puedan hacerlo y llegan incluso a pensar que se trata de una purga, más que de la defensa del buen nombre de la organización, algo que llevamos haciendo durante muchos meses, dedicando muchísimas horas de trabajo a sacar adelante este proyecto.

Hablamos con militantes, con personas cercanas y de pronto caemos en la cuenta de una cuestión determinante. ¿Por qué he sido cesada si no estoy en las comisiones que adjudicaron las subvenciones, ni denunciada por el Partido Popular, ni formó parte de ese proceso judicial?

Sólo tengo una respuesta y montones de preguntas que hacerle al responsable de Podemos en la Comunidad de Madrid que me ha cesado de militancia con el mismo desprecio hacia mi trabajo y hacia el de mis compañeras, pero utilizando un golpe en la mesa para llevarse por delante a quienes se esfuerzan de la mañana a la noche para empujar este proyecto desde la institución municipal.

Por eso quiero dirigir una pregunta a quienes desde la dirección regional de Podemos no han respetado ni la presunción de inocencia, ni han venido a Alcalá a conocer los proyectos que se han financiado, ni han invertido cinco minutos en revisar la información que les facilitaron, y han puesto a nuestros compañeros a los pies de los caballos, ¿por qué en una decisión sobre una injusta causa judicial contra cuatro compañeros se ha incluido a una persona que no forma parte de ese proceso ni está hasta ahora señalada por esa denuncia? Lo dicho, cuando no hay ni un solo argumento sólido, se llama persecución.