La historiadora alcalaína María Jesús Vázquez Madruga nos trae un nuevo capítulo de historias desconocidas de Alcalá
Tercera entrega comparsa. Alcalá en Peterborough: Nuevos cabezudos (Parte I: AQUÍ. Parte II: AQUÍ)
El año 2000 de nuevo intentamos proteger la comparsa, sin éxito. No conseguí que se les elaboraran las fundas para protegerlos, tanto al estar guardados como durante los desplazamientos en camión. Ni ninguna de las recomendaciones que hicimos para su mantenimiento. Ni la propuesta de crear un taller gigantero. Ni la fabricación de pins con las imágenes de todos los elementos de la comparsa o llaveros o publicidad de nuestra ciudad. Nada.
Cuando a principios del nuevo siglo me llamaron de la ciudad hermana de Peterborough (foto superior Catedral) para enseñar en sus “high school” a hacer cabezudos, conseguí que Paquita hija viajara conmigo, por supuesto en igualdad de condiciones. Fue toda una experiencia que siempre agradeceré haber vivido, aunque no quería ir, puse muchas…llamémosle condiciones, que aceptaron y desde aquí debo dar las gracias a la Hispanic Society de Aquella ciudad, a mi amiga Margarita Vallejo y a mi marido Julián. Parece que, los miembros de la Hispanyc, después de uno de sus viajes a Alcalá, al ver la comparsa, les gustó tanto que llamaron al ayuntamiento y Priscila, que por entonces llevaba el protocolo les puso en contacto conmigo. Fueron financiados por la citada sociedad, por Porcelanosa –que tiene fábrica en Peterborough- y con la colaboración de la embajada española en el Reino Unido.
Hicimos dos maquetas, una de Catalina de Aragón (dibujo inferior), que hizo Paquita y otra de Enrique VIII que hice yo. No querían a Enrique y sí a Catalina, cuya fiesta, a la que fuimos invitadas, cada 29 de enero celebran por todo lo alto. Hace años publiqué en Anales Comnplutenses un pequeño artículo sobre Catalina de Aragón, tan cerca tan lejos, tras conocer la adoración que sienten allí por la que fue su reina y el olvido de los alcalaínos para con su paisana.
Tuvimos que acceder a sus peticiones, aunque sólo fueron dos: una, serían cinco cabezudos todos de mujeres: Catalina de Aragón, Ana de Cleves, María de Escocia, su reina actual y la madre Teresa de Calcuta (ésta patrocinada por el centro hindú de la ciudad). La segunda fue el tamaño, los querían más grandes que los de Alcalá; ésta del tamaño no nos hizo demasiada gracia. En contrapartida, debo reconocer que ellos accedieron a casi todas nuestras condiciones –laborales, de estancia, transportes, traductores…- y que se portaron maravillosamente bien con nosotras. Todos, convenientemente vestidos de su època, desfilaron por la ciudad el día de su fiesta, San Pedro de junio, con una afluencia de público y prensa extraordinaria.
Nunca he visto más banderas de España, aquí desde luego no, en Inglaterra si. Desfilaban portando nuestra bandera y en el parque del Festival las había por todas partes; además la Hispanic Society había montado una carpa enorme en el gigantesco parque donde celebran su Festival cada año, con todo tipo de publicidad y carteles de Alcalá que les llevamos nosotros, facilitados por la concejalía de Turismo alcalaína. Dejamos amigos queridos allí como Gill y Gordon, Mikel y Jill, Dik, Peter…
Desde la época de nuestro añorado y querido Curro, en que se hermanaron Alcalá y Peterborough –aquí nació Catalina de Aragón y allí está enterrada- los peterburins tienen una relación especial con Alcalá, han venido en diversas ocasiones y el rey Juan Carlos concedió a la Hispanic Society la medalla al mérito por su labor en pro del castellano en aquel país.
Alli, nos surgió la idea de hacer pins con las figuras de toda nuestra comparsa. Hice los diseños, pero los pins nunca se hicieron, el ayuntamiento no lo vió factible y no encontramos financiación (diseño inferior pins).
La comparsa de Alcalá es la que más veces se pasea a lo largo del año de todas las españolas. Llena los programas de Ferias y Fiestas diversas, con un presupuesto mínimo, casí ridículo, sin un taller de mantenimiento adecuado y sin un lugar apropiado donde puedan ser guardados y admirados.
Antiguamente salían acompañados por la dulzaina y el tamboril, los cabezudos con las vejigas detrás de los niños que, corriendo les cantaban coplillas, como “María la guarra, no tiene tetas, las ha vendido por dos pesetas” y otras similares.
Hoy salen con una charanga. Los tiempos y las modas cambian y se pierden las tradiciones, pero ahí sigue nuestra comparsa.
Vaya desde aquí mi pequeño homenaje a Las Paquitas por su dedicación y el apoyo que siempre demostraron, con la Comparsa y conmigo. Gracias.
Mª Jesús Vázquez Madruga
Foto superior noticia: Ayuntamiento de Alcalá. Resto noticias: Julián Martínez Urbano.
