Por Óscar Sáez
En un momento en el que tanta falta hace el humor, la empatía, la sonrisa, combatir la crispación, la inteligencia, nos ha dejado Antonio Fraguas Forges. El brillante humorista gráfico, doctor Honoris Causa y corazón de esa preciosa propuesta del Instituto Quevedo del Humor, falleció esta madrugada. Nos deja su abundante obra, a Blasillo, Mariano y Concha e innumerables viñetas que son el verdadero himno de España de los últimos 50 años. Todos hemos sido alguna vez algunos de sus personajes. Diálogos, frases que arrancan sonrisas, burlaban a la censura y despertaban a la inteligencia. Forges, el ‘extraordinario no estudiante de matemáticas’ que comenzó a dibujar en TVE y dio el paso después de que Chumy Chumez le dijera ‘oye, tú puedes dedicarte a esto’, decía que cuanto más jorobada la cosa, más sentido del humor. Y en estos momentos es más necesario que nunca.
No sé olvidó de Haití ni de los desfavorecidos. Ácido con los explotadores y poco amigo de los políticos, en Alcalá hemos tenido la suerte de disfrutarle en numerosas visitas, exposiciones, con su talento, con el Instituto Quevedo del Humor. Forges lleva vinculado a la Universidad de Alcalá, y por tanto a esta ciudad, desde que Manuel Gala apoyase la iniciativa de cinco estudiantes de realizar una exposición de Humor Gráfico, algo tan llamativo como extraño en el ámbito universitario. Esto sucedía en 1992. Forges, Mingote, Chumy Chúmez junto a Gallego y Rey y Ricardo y Nachoencabezaron un reducido grupo de autores que se convirtieron en asesores de las actividades de Humor Gráfico desarrolladas desde la Fundación General de la Universidad de Alcalá.
«El humor nos hace más humanos y más personas», dijo el Rey cuando le entregó el Premio Quevedos del Humor en Alcalá de Henares. Hoy, somos un poco menos humanos y un poco menos personas.
