La historiadora de Alcalá, María Jesús Vázquez Madruga nos trae una nueva curiosidad de la ciudad
CURIOSIDADES DE ALCALÁ
Puede que algún día alguien escriba la historia del Archivo Municipal, una historia, que hasta donde yo sé, está llena de altibajos, de enormes pérdidas y épocas de abandono. Y a pesar de todo, a veces pienso que milagrosamente, conserva unos fondos documentales importantísimos. Y son esos mismos documentos los que nos hablan de esas pérdidas y de esos abandonos. Por ejemplo, en el Libro de Acuerdos de 1898 se anota: “Que se haga un archivo porque los papeles no caben y están muy revueltos”
Y es que nadie tiene en cuenta la importancia de guardar los documentos convenientemente, porque cuando se tiene que demostrar algo, por ejemplo, una propiedad, una concesión o un privilegio, hay que tener el documento en cuestión no sólo guardado, sino fácilmente localizable.
A finales del siglo XVIII el Ayuntamiento tenía tal lío de papeles que no sabían si la cárcel era suya o del arzobispo; finalmente deciden que como en la puerta figuraba “Cárcel arzobispal”, que era del arzobispo, lo que venía de perlas al Ayuntamiento porque no podía pagar las reparaciones que necesitaba, así que, en 1788, tras la muerte del alcaide de la cárcel dentro de ella a causa de una enfermedad contagiosa, la revocaron y regaron con vinagre. Finalmente, consiguen que el cardenal pague las reparaciones, que no debieron ser pocas porque estaba ruinosa.
Lo que no logran es que pague también la reparación de la casa-ayuntamiento, que estaba apuntalada y en tan mal estado, que se tenían que reunir en el pósito, casi enfrente de la cárcel, esquina a la calle de Santa María La Rica.
Y poco después en 1791 el cardenal paga las reparaciones del pontón de la Puerta de Madrid y la limpieza de la zanja para que no se estancaran las aguas.
Hoy, nuestro Archivo Municipal es ejemplar, nada que ver con lo que fue en otros tiempos.
María Jesús Vázquez Madruga
Foto superior interior del Archivo Municipal y Biblioteca Cisneros de Alcalá
