Nueva etapa para el librero Javier Rodríguez quien se jubila . Su mítica Librería Cervantes cierra para siempre, aunque se convertirá en biblioteca y despacho profesional. Tras sacar nuevo libro, hoy, nos revela sus últimos secretos…
Si uno va por Alcalá de Henares y le preguntan, «perdón, ¿donde está la Librería Cervantes?», probablemente muchos puedan dudar…pero si preguntan «perdón, ¿dónde está la «la librería de Javier?», la mayoría lo tiene claro, en la Calle Ramón y Cajal, junto a la Calle Mayor y el Ayuntamiento…y es que así es Javier… con sus virtudes y defectos, como todos, pero un hombre que se ha hecho un hueco en el acervo cultural de la ciudad sin que nadie le haya regalado nada…
Tras 73 años repletos de momentos únicos, ahora su mítica librería cierra sus puertas para siempre. La legendaria librería, eso sí, se habilitará como despacho personal y biblioteca donde creará un rincón especial para seguir escribiendo libros. De hecho, ahora está más orgullo que nunca tras el éxito de sus tres libros, especialmente este último, «El Efecto Tyndall».
Sin duda, Javier supo seguir su propia estela. Ingeniero de profesión, apostó por la cultura. Su padre ya regentó un kiosko en la plaza Cervantes en el que principalmente se vendía prensa y algún libro. Acabó la carrera, pero Javier decidió montar una librería que trasladó a la actual calle Ramón y Cajal.
Desde entonces, un no parar…clientes y más calientes. Escritores y más escritores. Encuentros, conferencias, charlas…De hecho, ha llevado a celebrar un total de 250 actos con 200 escritores, siendo el organizador de los últimos encuentros con los premios Planeta.
Baste recordar que, gracias a Javier, por aquí han pasado nombres como Camilla Läckberg o Javier Sierra.
Si nos ponemos a recordar, no paramos. Por Alcalá y sus tertulias han pasado Ana María Matute, Juan Eslava Galán, Miguel Delibes, Ángel Gabilondo, Almudena Grandes, Mary Jo Bang, Irene Vallejo… Ahora, cambian las tornas…le toca a él ser el escritor. Confiesa que su idea era no jubilarse pero el éxito de ventas de su último libro ha motivado que siga con su faceta de escritor a tiempo completo.Hoy le pedimos que sea él mismo quien nos escriba para la Luna de Alcalá desvelando algún secreto más de lo que será un «hasta luego, no un adiós».
LOS SECRETOS DE JAVIER…
«Te paso una curiosidad que encontré el otro día en una caja de objetos en el almacén de cuadernos olvidados de mi padre.
Se trata de una diapositiva, coloreada a mano con anilinas, sobre un fotolito entre dos finos cristales, y que servía de anuncio en el cine Paz de la Plaza de Cervantes, a comienzos de los años 50. En los descansos de las sesiones dobles de películas, mientras aconsejaban al público con ese “Visite nuestro bar”, proyectaban este tipo de anuncios a través de un proyector de diapositivas aparte del proyector de películas de acetato.
Una vez que cambió ese sistema, el dueño del cine, Pepe Calleja, se lo devolvió a mi padre, que lo guardó convenientemente. Si te fijas, el número de teléfono de la librería era el 470. Era la época de teléfonos con llamadas a través de centralitas, propios de los primeros años de la telefonía.
Sí, mi padre era especialista en arreglo de estilográficas y en escribir y leer cartas a los militares que hacían la mili en Alcalá y que venían de perdidos pueblos de España sin apenas saber leer ni escribir.
La librería original, Librería Papelería Cervantes, que estaba ubicada en la Plaza de Cervantes, se inauguró a finales de los años 40, por un matrimonio que después pasó a llevar una compañía de autobuses ubicada cerca de la plaza de los Santos Niños. Mi padre se la cogió en traspaso a comienzos de los 60, y sobre los 80, la comencé a llevar yo. Ya en el año 1992 me hice con el local en donde está ubicada actualmente, pasando a llamarse también Librería de Javier, debido la búsqueda de un nombre apropiado para poner en marcha la página web actual y al estar cogidos los dominios con el nombre de Cervantes.
Por ella, y por las tertulias que he organizado, cerca de 250 actos en los últimos 13 años, han pasado unos 200 escritores a presentar sus obras o a tener tertulias con sus lectores. Javier Sierra, Ana María Matute, Camilla Läckberg, Eslava Galán, Miguel Delibes, Ángel Gabilondo, Almudena Grandes, Mary Jo Bang o Irene Vallejo, han sido sólo unos cuantos de los que han visitado la librería a lo largo de su existencia.
Mi idea era no jubilarme, ya que en ningún momento han decaído las ventas, es más, con el confinamiento han subido considerablemente, Pero la compra de dos de mis libros por un editor, unido a las ventas y éxito de público que han tenido, sobre todo mi novela El efecto Tyndall, ambientada en el Alcalá de los años 70, ha provocado que la editorial me pida más obras, por lo que me veo obligado a cerrar para seguir con mi faceta de escritor a tiempo completo.
Mi vida laboral, después de acabar la carrera de ingeniero de Caminos, y que empezó con un trabajo en una empresa de arquitectura de un amigo, calculando estructuras de edificios, cambió radicalmente con el tiempo, pasando a ser de librero para, en mis últimos tiempos, dar el giro a escritor, algo que no se me pasaba por la cabeza cuando era joven».
