Emilio Sánchez (*)
Alberto Blázquez tenía razón. Entre cetreros de pajaritos azules, avisó de que los que augurábamos una subida general de impuestos podíamos estar “metiendo la pata”. Hace semanas se barruntaba un incremento en las ordenanzas fiscales que repercutiría en los vecinos. Declaraciones del alcalde y del concejal de Hacienda abundaban en la necesidad de aumentar los ingresos del Ayuntamiento de forma sustancial. Entonces, la espinosa carta de Montoro rasgaba en las manos de los munícipes.
Con una auditoría sobre la mesa que indica 261 millones de deuda, un gasto corriente explosivo, liquidez escasa e ingresos superados por los gastos es normal que los socialistas se planteasen una subida de impuestos a los alcalaínos. Los malabares en el seno del tripartito parecen haber frustrado una escalada en los ingresos que habría ayudado a mejorar las cuentas del consistorio. El PSOE ha echado el freno de mano.
Finalmente, la subida del IBI apretará a las empresas de la ciudad, al diez por ciento con un mayor valor catastral. Ahí terminaría el asunto si Fernández Lara no se hubiese encargado de instalar una red de seguridad. Las ordenanzas fiscales del año que viene son una cuerda floja y el entorno económico que rodea al Ayuntamiento un tifón. El edil ha deslizado en varias ocasiones que estos impuestos están supeditados a que Hacienda retire la guadaña. Para ello, es necesario un cambio de cromos en Moncloa.
Este proyecto de impuestos depende de que todo cambie. El PSOE sabe que no hay ninguna certeza de que eso vaya a suceder y deja la puerta abierta a reformular los impuestos a lo largo del próximo año. Por ello, inicialmente se planteaba un aumento de impuestos a los vecinos que se ha evaporado en el aire. El año que viene descubrirá si estas ordenanzas fiscales son una patada hacia delante a un problema que ahora, cinco meses después de las elecciones, se podía envolver con el lazo de la herencia recibida o si, como esperan en el gobierno, la providencia de Pedro Sánchez da un respiro a la cuenta corriente complutense.
(*) Emilio Sánchez es periodista de la Cadena Ser
